Vera Rostra, un imagotipo con mucho significado
Vera Rostra, un imagotipo con mucho significado

Vera Rostra, odisea de un imagotipo

15 de octubre de 2021

Cómo llegamos a la representación gráfica de una marca.

Cuando dos personas como Leonor Sanz, la de relucientes grebas, y Gustavo Andrés Martín, el de tremolante casco, directora y codirector respectivamente de esta revista digital, llaman a tu puerta para contarte una idea, su Idea, con ojos brillantes y voz trémula por la emoción, hay que aprestarse al combate. No queda otra. No hay alternativa posible.

“Una revista digital”, dijeron. “De pensamiento crítico, jurídico, en la que tenga cabida el arte, la filosofía, la reflexión y la argumentación”, añadieron. “Y, además, será preciosa. Tan bonita que todos querrán leerla. Y será referente en el mundo de las letras hispanas. Eso hemos pensado y eso queremos”. Tras este planteamiento, dijimos, no queda sino batirnos.

Dicen que las aventuras no se planean. Dicen que los héroes son seres normales que, sometidos a situaciones excepcionales, emergen desde su interior cual titanes.

El punto de partida estaba escrito: Rostra. Una palabra con varias acepciones, válidas todas ellas para ensalzar los valores y la idea primordial que la revista quería transmitir.

Sumergidos en un profundo trance de investigación, comenzamos a desgranar los significados que marcarían el camino de la odisea… Los Rostra republicanos​ (en latín Rostra Vetera, «rostra antiguos») era una tribuna que, durante la República Romana, sirvió a los oradores para dirigirse a las asambleas que se reunían en el corazón político de Roma. La tribuna debe su nombre a los espolones (o rostra, plural de rostrum) que adornaban una de sus caras (1).

Ahondando un poco más, la etimología de rostrum nos dice que viene del verbo rodere = roer. Rostrum < rod-tro-m “lo que sirve para roer, hocico, pico” por lo que, ya en Roma, tiene sentido de “boca, cara” en los escritos cómicos o satíricos y, por la semejanza con un pico, “espolón de nave” y todo objeto en forma de pico. Probablemente por razones religiosas, en los espolones de los barcos se comienzan a colocar rostros divinos, caras de dioses, que van adquiriendo mayor relevancia hasta el punto de llegar a ser puramente ornamentales. Pasan de ser un motivo religioso a ornamental pero, al mismo tiempo, acaban siendo el motivo principal. De ahí que cara y espolón pasen a denominarse de igual forma, rostrum (2).

Luchando con las investigaciones, nuestro primer desafío no era otro que encontrar un nombre adecuado para una revista que pretendía ser un encuentro de debate y pensamiento crítico. Una revista que aspiraba a ser la cara visible del diálogo, del intercambio de conocimiento y del debate moral y sincero. Necesitábamos un nombre que, aparte de que fuera sonoro, no restara un ápice de verdad al espíritu de la revista. Nosotros mismos nos estábamos dando la respuesta: Vera Rostra.

Nos permitíamos así una pequeña licencia romántica para idear un nombre y dotarlo nosotros mismos de un significado propio. Ahora solo nos faltaba darle forma.

Un imagotipo es una de las formas de representación gráfica de una marca, que se compone de dos partes, isotipo y logotipo (icono y texto) formando una unidad visual

Encontramos ahora un remanso de tranquilidad, descansando de tan arduas aventuras, pues convine aclarar unos pequeños conceptos de diseño. Se hace necesario explicar qué es y por qué elegimos un imagotipo para ilustrar un proyecto de este calibre. Un imagotipo es una de las formas de representación gráfica de una marca, que se compone de dos partes, isotipo y logotipo (icono y texto), formando una unidad visual. Es una figura ideal, ya que la unión de dos elementos distintos, que funcionan perfectamente por separado, crea una imagen mucho más significativa e impactante.

Para el isotipo, optamos por buscar una imagen que fuera acorde con el nombre y su significado, capaz de transmitir el sentimiento con el que estaba naciendo el proyecto. Nos decantamos por buscar un rostro, un rostro clásico capaz de representarnos de verdad. Tras largas jornadas de investigación y estudio después, decidimos basarnos en una copia del Diadúmeno de Policleto, concretamente en la que se encuentra en el Museo del Prado de Madrid. ¿Por qué este Diadúmeno y no otro rostro clásico, quizá más conocido para el común de los mortales? Fueron varias las razones…

Grande era la fama de Policleto en la antigüedad, en parte porque era conocido como autor de un escrito teórico, el «Canon», en el que explicaba su sistema de composición y definía la distribución proporcional como la correspondencia funcional de las partes y los miembros del cuerpo. El tema central de su obra era la representación del hombre perfecto. Con ello no solo se refería a la perfección física, ya que la armonía y simetría de las partes en el conjunto, formulado por medio de relaciones numéricas, era identificada por Policleto con lo bello-bueno y probablemente fuera concebido como una imagen del orden divino en el sentido pitagórico de la especulación numérica. Su Diadúmeno, por tanto, no era más que una búsqueda de la perfección, de lo divino, de igual modo que buscábamos la perfección en nuestra marca. Asociaba los dos principios opuestos del reposo y el movimiento, un contraste perfecto para conformar un cuerpo con movimiento, lleno de vida (3).

El Diadúmeno original, representaba a un joven ciñéndose una cinta en la cabeza. El símbolo de la cinta ceñida a la cabeza no solo distinguía a los vencedores: también a los amigos. Era por tanto un símbolo de amistad y un símbolo de respeto (4).

El símbolo de la cinta ceñida a la cabeza no solo distinguía a los vencedores: también a los amigos

Sucede, además, que la copia del Museo del Prado es la única que poseía un brazo alzado, y otro estirado de manera descendiente. El motivo no es otro que, cuando se restauró (o quizá sería más preciso decir «reconstruyó») en el siglo XVII, aún no se tenía conocimiento de la figura del Diadúmeno, y se pensó que la escultura encontrada era un arquero. He ahí la cuestión de que el brazo reconstruido parece estar sosteniendo el arco que tensa con el brazo original (5).

Cabe recordar que su perfil derecho, con la mirada hacia abajo, pensativo, nos aportaba este toque clásico e intelectual que tanto nos gusta. Después de un arduo trabajo de vectorización de la imagen, por fin teníamos nuestro imagotipo, nuestro icono, nuestro símbolo.

Logrado nuestro primer objetivo, cumplido ese primer desafío que tanto nos costó conquistar, nos preparamos para la siguiente contienda: crear el logotipo. Para alcanzar tal fin, buscamos para la tipografía conceptos parecidos a los que usamos con el símbolo: contraste, originalidad y mundo clásico. Nos decantamos por la versatilidad y la belleza de Scilla, una hermosa tipografía clásica de Atipo Foundry, que nos permitía, además, jugar con sus formas elegantes y ornamentales. No fue fácil dar con Scilla, pero nos pareció perfecta, por su contraste entre zonas angulosas y redondeadas, las cuales casaban muy bien con las zonas angulosas y redondeadas de nuestro rostro icónico.

No sabemos si llegar hasta aquí ha sido una epopeya. Y desde luego no somos héroes. Pero lo que sí sabemos es que ha sido una aventura. Emoción, descubrimiento, incertidumbre, retos y superación, aprendizaje, compañerismo y amistad han sido parte del proceso. Y ya quedan como parte de nuestra experiencia y de nuestras vidas.

Y, como toda aventura, tiene un objetivo. Una luz al final del túnel. Sabemos que está ahí, pero no cuánto falta para llegar a ella. Dicen también que lo interesante de los viajes, de las aventuras, no es llegar al final, sino el camino que recorres hasta llegar a él.

Hoy ya vemos la luz. Hoy presentamos Vera Rostra, Revista Digital de Pensamiento Jurídico. Su Idea; y ya también nuestra idea. Un lugar en el que explorar, aprender, perderse en paisajes clásicos, discutir, revolverse o encontrarse. Un remanso de conocimiento o un revulsivo para la mente. Un lugar para llegar o para partir de él. Un sitio para Leer y Pensar. Un sitio para Escribir. Con mayúsculas, pero sin pretensiones. Y, por supuesto, con cabida para todos.


(1) https://es.wikipedia.org/wiki/Rostra_republicanos

(2) Jorge Gillén. Urbs Roma. Tomo I La vida privada. Ediciones Sígueme, 1977. Págs. 22-44

(3) Museo del Prado. Diadúmeno.

(4) Obras Comentadas. Diadúmeno. Comentado por Juan Luis Arsuaga, biólogo y paleontólogo, codirector de las excavaciones en la Sierra de Atapuerca.

(5) Descubriendo la colección: Diadúmeno, Taller romano. Comentado por Sonia Tortajada. Área de restauración de escultura. Museo Nacional del Prado.

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